A la luz dorada del atardecer en las afueras de Santiago, los partidarios de José Antonio Kast ondean la bandera estrella chilena -muy presente en la reunión electoral del candidato de extrema derecha el jueves 18 de noviembre- y se alegran con la canción de “¡Podemos sentirlo venir, presidente de Kast!” “
“Es la única persona que puede crear orden en el país y solucionar los problemas de inseguridad”, entusiasma Laura Rodríguez, una ingeniera de 35 años del chic pueblo de Las Condes, donde se lleva a cabo el encuentro, portando una máscara de tela con la impresión de un “Kast, vamos”. Mientras la multitud tiembla al ritmo de la orden “El que no salta es comunista”, Fernanda Lagos, gerente de recursos humanos de 37 años, explica los motivos de su elección en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo 21 de noviembre: “Kast es una persona de autoridad y carácter que da peso a las fuerzas armadas. Es padre de nueve hijos, es emprendedor, sabe dirigir un país. “
El abogado y empresario de 55 años José Antonio Kast, admirador del dictador Augusto Pinochet pero que rechaza la etiqueta de extremista de derecha, ha logrado un avance deslumbrante en las encuestas en las últimas semanas. Desde el cuarto hombre -y detrás de Yasna Provoste (centro izquierda), única candidata femenina a esta elección presidencial con siete candidatos- pasó a ser uno de los dos favoritos de la primera vuelta junto al candidato de izquierda Gabriel Boric. Es un panorama volátil y polarizado que antecede a esta elección, que en muchos sentidos ha sido completamente desconocida desde el retorno a la democracia en 1990.
Relación con la Constituyente
Por primera vez, el panorama político no está estructurado por el péndulo centro-izquierda-centro-derecha -representado para esta elección por el candidato Sebastian Sichel- que ha determinado los mandatos presidenciales durante más de treinta años. Además, es la primera elección presidencial desde el Movimiento Contra las Desigualdades de 2019 que reformó fundamentalmente la historia del país, particularmente con la elección de una asamblea constituyente que actualmente está aprobando una nueva Ley Básica. Dado el programa de los electores, la Carta Magna, que pretendía reemplazar el texto adoptado por la dictadura (1973-1990), tenía como objetivo apoyar los derechos sociales exigidos por las calles.
“Son elecciones de suma importancia en el sentido de que el próximo presidente determinará la relación con esta asamblea: ¿seguirá su trabajo en la dirección que haría Gabriel Boric? ¿O entrará en una lógica de enfrentamiento como lo haría José Antonio Kast? “, pregunta Julieta Suárez Cao, politóloga de la Universidad Católica de Chile. Como muchos expertos, le invita a abordar las encuestas con precaución. Estos han fallado regularmente en sus pronósticos en las últimas encuestas.
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