‘Aranha’ revela las tensiones de la dictadura neofascista en Chile – 22/09/2021 – Ilustrado

El proceso que condujo a la dictadura militar chilena, que duró de 1973 a 1990, es un tema común en la cinematografía latinoamericana. La mayoría de las producciones, sin embargo, tratan este episodio desde una perspectiva de izquierda, desde la perspectiva de quienes fueron derrotados por el golpe que llevó al poder al general Augusto Pinochet.

“Aranha” del cineasta chileno Andrés Wood cuenta la época de manera original a través de la historia de un grupo de extremistas de derecha, nacionalistas y neofascistas que realmente existieron y que atacaron a los defensores del socialismo de la época, el presidente Salvador Allende. . El título hace referencia al símbolo de esta asociación, la Patria y Libertad, cuya imagen se asemeja a una araña.

La acción se desarrolla en dos niveles. Uno de ellos, en la década de 1970, nos muestra un trío amoroso entre miembros del grupo. La bella Inés, el papel de María Valverde, conquista el corazón del impetuoso Gerardo, interpretado por Marcelo Alonso, aunque está casada con el provocador Justo, el papel de Felipe Armas.

Los tres son violentos, rebeldes, apasionados por su causa. En ese momento se diferenciaban de la izquierda joven por defender los privilegios de su clase social a través de la homofobia y el racismo y, como lo llamaban, “preferían una revolución con whisky y caviar y no como los que comen empanadas y beben vino tinto”. “, Basado en la izquierda.

El ambiente es de gran tensión política, con ciudadanía polarizada y la administración de Allende bajo fuerte presión de empresarios y fuerzas políticas internacionales. Gerardo finalmente lidera un ataque que mata a un alto oficial vinculado a Allende y se ve obligado a exiliarse, rompiendo el grupo de amigos.

Cuarenta años después, Gerardo e Inés, ahora interpretados por la actriz argentina Mercedes Morán, no se reencuentran con tanta naturalidad. Lo arrestan por intentar tomarse la justicia por su mano contra un atracador en las afueras de Santiago.

Ella, una exitosa mujer de negocios, intenta evitar que Gerardo sea juzgado y revele públicamente los nombres de los miembros del grupo, lo que obstaculizaría su carrera y enfadaría a su hijo, quien rechaza el pasado fascista de su madre. La solución encontrada es tratar de cambiar influencias para que Gerardo sea considerado loco y encerrado en un hospital psiquiátrico.

La película critica la organización actual de la sociedad chilena con los defensores de la dictadura militar en una posición destacada y en una cómoda situación financiera. Además, esta élite, que resulta ser heredera del golpe, parece tener mucho poder tras bambalinas de la política y la justicia. También retrata los dilemas de Chile en la actualidad, como su relación con la creciente comunidad de inmigrantes, principalmente de Haití.

El símbolo de Patria y Libertad reapareció recientemente en manifestaciones de la derecha y hay un grupo político que reivindica el Pinochetismo y vota en las elecciones. En una entrevista, Wood afirmó que este fue el ímpetu para hacer esta película, como una advertencia y un recordatorio de lo que sucedió en el pasado.

La caracterización de la década de 1970 está muy bien hecha en fotografía, vestuario y comportamiento, que el director logró en “Machuca” de 2004. Las dos películas están algo relacionadas, por cierto.

En el cuento de “Machuca” uno de los personajes menores pertenece a Patria y Libertad y aparece en una manifestación del grupo. Sin embargo, mientras Wood tenía una cierta esperanza de reconciliación entre las clases en Chile en esta historia, un cierto pesimismo sobre el país prevalece hoy en “Aranha”.

Nazario Ortega

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