En un nuevo estudio, los científicos han descubierto la molécula más grande jamás encontrada en un disco de formación de planetas.
El estudio, publicado en Astronomy and Astrophysics, fue realizado por la Universidad de Leiden en los Países Bajos en colaboración con el Observatorio Europeo Austral (ESO).
Usando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile, los investigadores han detectado dimetil éter en un disco de formación de planetas por primera vez.
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Con nueve átomos, esta es la molécula más grande identificada en un disco de este tipo hasta la fecha. También es un precursor de moléculas orgánicas más grandes que pueden dar lugar a la vida.
“Estos resultados nos permiten conocer más sobre el origen de la vida en nuestro planeta y así tener una mejor idea del potencial de vida en otros sistemas planetarios”, dice la astrónoma Nashanty Brunken.
“Es muy emocionante ver cómo estos hallazgos encajan en el panorama general”.
El dimetil éter es una molécula orgánica que es común en las nubes de formación de estrellas, pero nunca antes se había encontrado en un disco de formación de planetas. Los investigadores también obtuvieron evidencia preliminar de formiato de metilo, una molécula compleja similar al éter dimetílico que también es un bloque de construcción para moléculas orgánicas aún más grandes.
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“Es realmente emocionante detectar finalmente estas moléculas más grandes en discos. Durante un tiempo pensamos que tal vez no sería posible observarlos”, dice la coautora Alice Booth.
Las moléculas se encontraron en el disco de formación de planetas alrededor de la joven estrella IRS 48 (también conocida como Oph-IRS 48) usando ALMA.
IRS 48, a 444 años luz de distancia en la constelación de Ofiuco, ha sido objeto de mucho estudio porque su disco contiene una “trampa de polvo” asimétrica con forma de marañón.
Esta región, probablemente formada como resultado de un planeta recién nacido o una pequeña estrella compañera intercalada entre la estrella y la trampa de polvo, contiene una gran cantidad de granos de polvo del tamaño de un milímetro que pueden juntarse y convertirse en objetos del tamaño de un kilómetro, como los cometas. Asteroides y posiblemente incluso planetas.
“Lo que hace que las cosas sean aún más emocionantes es que ahora sabemos que estas moléculas complejas más grandes están disponibles para formar planetas en el disco”, explica Booth. “Esto no se sabía antes porque estas moléculas están escondidas en el hielo en la mayoría de los sistemas”.
(Con aportes de agencias)
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