Cuando el científico chileno Osvaldo Ulloa dirigió una expedición a 8.000 metros bajo el mar a un área donde nunca había estado el hombre, su equipo descubrió organismos microscópicos que generaron más preguntas que respuestas.
La expedición submarina de enero se sumergió en la Fosa de Atacama, formada por el choque de dos placas tectónicas en el Pacífico oriental.
“Logramos la hazaña de poner humanos en la trinchera donde ningún otro humano había antes”, dijo a la AFP Ulloa, director del Instituto Milenio de Oceanografía de la Universidad de Concepción.
A él se unieron el explorador estadounidense Victor Vescovo y el director asociado de Millennium, Ruben Escribano, en el viaje de 12 semanas frente a la costa norte de Chile en la trinchera de 5.900 kilómetros (3.650 millas) que se extiende hasta Ecuador.
Cuando la expedición, apodada Atacama Hadal, alcanzó una profundidad de 100 metros, ya estaba en total oscuridad y la visión de los miembros de la tripulación se limitaba a lo que podía captar la potente luz LED del submarino.
Más abajo, ejemplos notables de la vida en las profundidades del mar emergieron de la oscuridad.
“Encontramos estructuras geológicas y allí vimos una especie de holoturias, o pepinos de mar translúcidos, como gelatina, que no habíamos capturado y que probablemente eran especies nuevas”, dijo Ulloa.
“También descubrimos comunidades bacterianas que tenían filamentos que ni sabíamos que existían en la Fosa de Atacama y que se alimentan de compuestos químicos e inorgánicos.
“Planteó muchas preguntas: ¿Cuáles son estas conexiones? ¿Qué son estas bacterias? No tenemos idea, tenemos que volver allí”.
La expedición también encontró especies de anfípodos, un tipo de crustáceo estrechamente relacionado con los camarones que se alimentan de crustáceos, gusanos segmentados y peces translúcidos. Fueron descubiertos en 2018 durante una expedición no tripulada en el mismo lugar.
– “Increíblemente ambicioso” –
La falla de Atacama, también conocida como falla Perú-Chile, se encuentra donde convergen las placas tectónicas de Nazca y América del Sur.
Es una zona que ha producido muchos terremotos y tsunamis.
“Colocaremos tres sensores en la Placa Sudamericana y dos en la Placa de Nazca para ver cómo se deforma el fondo marino”, dijo Ulloa.
De momento “este tipo de sensores solo existen en tierra”.
Los dispositivos permitirán a los científicos observar dónde se acumula la energía en áreas que no han tenido un terremoto, lo que ayudará a predecir dónde ocurrirá el próximo terremoto.
“Es un proyecto increíblemente ambicioso”, dijo Ulloa, y agregó que es “el experimento más grande jamás realizado en geología submarina aquí en Chile”.
Los sensores están programados para ser colocados en la segunda mitad de este año.
“La comunidad internacional tiene un gran interés en colocar más sensores en esta región para estudiar cualquier proceso asociado con la colisión de estas dos placas”.
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