La Coordinadora Revolucionaria de Secundaria de Chile convocó a una manifestación estudiantil en todo el país este jueves (8) exigiendo la reforma educativa. Este es el tercer día consecutivo de protestas de estudiantes chilenos, quienes iniciaron acciones en el Palacio de La Moneda en contra de la reforma ministerial del presidente Gabriel Boric. Las demandas incluyen garantías de infraestructura y acceso a Internet, tarjetas de identificación de estudiantes gratuitas y acceso universal a todos los niveles de educación.

En Chile, incluso las instituciones públicas cobran honorarios a los estudiantes. La privatización de escuelas y universidades es el resultado de las reformas neoliberales llevadas a cabo después de la dictadura de Augusto Pinochet, quien aprobó la constitución de 1980.

El resultado es 1,1 millones de estudiantes endeudados, según datos de la Comisión Administradora del Sistema de Crédito Estudiantil (CAE) al 2021. Solo entre 2020 y 2021 hubo 43.000 nuevas solicitudes de préstamo.

Desde la puesta en marcha del sistema crediticio en 2006 hasta el año pasado, sólo el 2,4% de los estudiantes había logrado saldar su deuda, mientras que 342.000 tenían una o más cuotas de financiación vencidas. Se otorgaron aproximadamente $9.6 millones en préstamos estudiantiles entre 2006 y 2021. Aproximadamente el 76% de los estudiantes que solicitaron un préstamo no terminaron sus estudios, según encuestas independientes.

Una de las propuestas de campaña de Boric fue renunciar a los intereses de los deudores y diferir el pago de las deudas hasta por 20 años. “Hoy el negocio bancario lo hacen las familias”, dijo el actual presidente en diciembre del año pasado.

Cerca del 44% del financiamiento del CAE proviene del financiamiento bancario y el 56% lo aporta el Estado, además de las exenciones tributarias para las instituciones educativas privadas.

🛑 URGENTE – Se les invita a cambiar de gabinete, a cuadras de sede de gobierno carabineros reprimen a estudiantes de secundaria. Ya van 6 presos. Son niños y niñas, apunta mientras golpeas 👇🏻 pic.twitter.com/KcP98eqqhw

— Paola Dragnic (@PaolaDragnic) 6 de septiembre de 2022 “Urgente: Los invitados a la ceremonia de cambio de gabinete ya ingresaron al Palacio de La Moneda mientras policías acosan a estudiantes de secundaria a unas cuadras de distancia. Ya son seis los detenidos. Son niños, miren cómo los atacan”, publicó el corresponsal de Telesur.

El coordinador de secundaria también pide el fin de la presencia militar en las escuelas con la abolición del programa Clase Segura. El martes pasado (6), videos y fotos publicados en las redes sociales denunciaron la brutalidad de la represión policial contra estudiantes que protestaban por los primeros anuncios de reforma ministerial del presidente Boric cerca de la sede del gobierno en Santiago.

El pasado miércoles (7), los estudiantes ocuparon algunas estaciones del metro de la capital chilena para denunciar la represión del día anterior y llamar al gobierno a cumplir con sus demandas.

Hasta el momento, seis adolescentes han sido detenidos durante las manifestaciones de Carabineros, la policía militar de Chile/Javier Torres/AFP

¿Otra revuelta de pingüinos?

En 2006, Chile vivió la mayor movilización de escuelas secundarias de su historia. Las protestas duraron unos cinco meses y pronto se convirtieron en un paradigma para el continente. En los libros de texto, este período se llamó Revolución Pinguina, en referencia al uniforme blanco y negro que usaban los estudiantes de secundaria, apodados “pingüinos”. (Ver el documental “La rebelión de los pingüinos”).

La bandera debe garantizar a todos los chilenos una educación pública, gratuita y de calidad.

Como recordatorio: estudiantes brasileños de secundaria en la ruta de los pingüinos

En la propuesta de nueva constitución, rechazada en el referéndum del pasado domingo (4), se contemplaba el derecho a la educación como universal, con financiación pública y prohibición de los beneficios privados. También estipuló que la educación debe ser laica, gratuita, de buena calidad y no sexista.

Montaje: Tales Schmidt