La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha publicado el informe “Edición de genes y sistemas agroalimentarios”, un documento científico y empírico que presenta una discusión equilibrada de los principales aspectos de la edición de genes. También habla de su papel en la lucha contra el hambre en el mundo, la salud, la seguridad alimentaria, el impacto ambiental, el bienestar animal, el impacto socioeconómico y la distribución de beneficios.
El documento establece que la edición de genes tiene el potencial de mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición y la sostenibilidad ambiental, pero que se deben tener en cuenta las consideraciones de seguridad para garantizar su uso seguro y sostenible y para satisfacer a los consumidores. En sus conclusiones, la publicación no duda en describir la edición de genes como una herramienta “prometedora” para la mejora de cultivos, especialmente útil en países de ingresos bajos y medios.
Se abordan preocupaciones éticas, de gobernanza y regulatorias, y se resumen los roles de los sectores público y privado, solos y en asociación. También se presentan varios escenarios de cómo la edición de genes podría usarse en el futuro para ayudar a transformar los sistemas agroalimentarios. El documento señala que aún no existe un consenso internacional sobre si los organismos genéticamente modificados deben ser regulados.
Consultado al respecto, Miguel Ángel Sánchez, director general de ChileBio, dice que los países están definiendo gradualmente sus enfoques regulatorios hacia las plantas desarrolladas mediante técnicas de edición genética. “Hasta ahora, la región ha optado por regular las plantas producidas por nuevas tecnologías de fitomejoramiento (NBT) como plantas convencionales, siempre que el producto final no contenga una secuencia de ADN de otro organismo en su genoma. Este estatus lo determina una autoridad competente que analiza caso por caso cada nuevo cultivo”, explica el Dr. sanchez “En el caso de Chile, este es el enfoque que se utiliza y corresponde a la SAG realizar este análisis”, señala.
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