La obra de arte diseñada por la artista visual Denissena Fóssil en honor a la memorable Mujer de Morado, una de las leyendas urbanas más emblemáticas de Salvador, que alguna vez caminó por la Rua Chile, aterriza en el metro de Bahía desde este martes (10). La exposición itinerante CowParade con la llamada vaca morada se instala primero en la estación de Pernambués y luego viaja a diferentes estaciones del sistema de metro de Salvador y Lauro de Freitas.
Habrá una exposición gratuita durante ocho meses que contará un poco de esta historia que se ha ido plasmando en el folclore de la ciudad. La promoción es parte del programa Bora de Metrô de CCR Metrô Bahia, que promueve eventos culturales y de entretenimiento durante todo el año en el sistema de metro, además de servicios de salud, belleza y bienestar. “Fomentar la cultura a través del arte urbano y valorar a los artistas locales es nuestro objetivo apoyando iniciativas como esta. Como empresa de movilidad humana, no solo queremos transportar clientes, queremos ofrecerles una experiencia agradable, ligera y encantadora”, explica Lidia Marques, Analista de Comunicaciones de CCR Metrô Bahia.
(Foto: Divulgación) |
El CowParade es una intervención artística que busca democratizar el arte llevándolo a la calle donde todos puedan verlo. La creación de las esculturas y el proyecto CowParade es obra del artista suizo Pascal Knapp, quien presentó tres modelos de vacas, acostadas, pastando y de pie, en un evento de arte en Zúrich, Suiza, en 1998. Después de eso, las vacas comenzaron a vagar por el mundo.
Para la artista visual Denissena Fóssil, llevar el arte a las estaciones significa salvar la memoria de uno de los íconos de Bahía que hizo historia en la ciudad de Salvador. “La exposición de la vaca, titulada Roxinha Urbana, tiene como objetivo crear diálogo, lecturas subjetivas, sentimientos y humor en el público que transita por las estaciones del metro de Salvador. Es fundamental tener acceso al arte contemporáneo”, agrega.
leyenda urbana
Desde la década de 1970 hasta fines del siglo XX, una figura enigmática llamó la atención de quienes caminaban por la principal ruta comercial de Salvador, la Rua Chile. Allí deambulaba una mujer vestida de púrpura, con trajes muy parecidos a los que usan las monjas, que incluían un gran crucifijo a la altura del pecho. Aunque folclórica, la imagen de la dama evocaba las más diversas emociones, como el miedo, la compasión y el respeto.
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