El gobierno brasileño ha evitado el discurso agresivo que marcó los años de Bolsonaro en las Naciones Unidas contra Venezuela y aboga por trabajar con Caracas para abordar la situación de derechos humanos del país.
El discurso fue pronunciado en la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que investiga los abusos a los derechos humanos cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro este martes.
El encuentro comenzó con una presentación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, sobre la situación general del país. “Venezuela continúa enfrentando serios desafíos de derechos humanos en las esferas civil, política, económica y social”, dijo.
“Conocí personas que me hablaron de su lucha diaria por sobrevivir. Me hablaron de los cortes regulares de luz, de la falta de agua corriente, de la falta de disponibilidad de medicinas y alimentos, de cómo se endeudaban cada vez más”, subrayó el representante de la ONU.
“Y hablaron del impacto directo de todos estos desafíos de salud mental que muchos sufren. Miedo y depresión Según estadísticas de la ONU, más de siete millones de personas necesitan asistencia humanitaria en el país”, agregó.
Al tomar la palabra, la delegación brasileña explicó que el país “compartió” las preocupaciones del representante de la ONU. Pero no hizo acusaciones contra Nicolás Maduro ni mencionó casos específicos de violaciones a los derechos humanos. Brasil tampoco se ha sumado al discurso de algunos países latinoamericanos.
El enfoque del gobierno de Lula fue asegurar la “cooperación” entre la ONU y Caracas. Itamaraty también destacó la apertura del gobierno de Nicolás Maduro para recibir representantes de Naciones Unidas, quienes también se reunieron con víctimas y sociedad civil.
“Brasil destaca la cooperación del gobierno de Venezuela con la ONU”, dijo. El gobierno brasileño también apoyó un entendimiento entre la unidad internacional y Caracas. “Estamos siguiendo de cerca la situación de los derechos humanos y reiteramos nuestra disposición a trabajar con la Oficina para desarrollar iniciativas conjuntas”, dijo.
Para Brasil, comprender el papel de la ONU en Venezuela “profundizará la cooperación técnica para superar los problemas de derechos humanos”.
Chile y Argentina advierten sobre violaciones
Los gobiernos progresistas de América del Sur, sin embargo, adoptaron una postura más asertiva. Argentina, por ejemplo, llamó a Caracas a permitir el acceso de la ONU al país, advirtió sobre los “desafíos” que enfrenta Venezuela por la situación de los derechos humanos, cuestionó las cárceles y pidió una reforma judicial, y criticó las amenazas de dar espacio a la sociedad civil.
El gobierno chileno instó a Caracas a seguir “manteniendo las puertas abiertas” a las Naciones Unidas, pero subrayó la necesidad de investigar la tortura en el país.
Surge nuevo tono tras visita de Amorim a Caracas
El nuevo tono brasileño llega una semana después de la visita del asesor especial de la Presidencia, Celso Amorim, a Caracas.
El gobierno de Lula cuenta con elecciones transparentes en 2024 para enfrentar la crisis. Amorim ha estado con Maduro y algunos de los principales nombres de la oposición.
Además, Brasil reabrirá su embajada en Caracas y revertirá las medidas tomadas por Bolsonaro.
Estados Unidos vs Rusia
Sin embargo, dada la situación en Caracas, la reunión en Naciones Unidas puso de relieve la división entre las grandes potencias. El gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, ha dicho que está “profundamente preocupado” por las leyes que restringen las actividades de la sociedad civil. Para la Casa Blanca, es un proceso “similar al de Rusia y Nicaragua para silenciar a los opositores”.
Los comentarios también fueron enviados por europeos, australianos y gobiernos de otras partes del mundo.
Pero China ha dejado en claro que no está de acuerdo con las acusaciones. Pekín ha decidido atacar las sanciones impuestas por Estados Unidos y ha advertido que la “diplomacia coercitiva” de Washington está provocando la crisis social de Venezuela.
El gobierno chino también pidió el fin de las sanciones impuestas al gobierno sudamericano, un llamado repetido por dictaduras y gobiernos autoritarios como Nicaragua, Siria, Burundi, Bielorrusia, Irán y Cuba.
La delegación de Vladimir Putin también aprovechó la reunión para criticar a los estadounidenses. Moscú dio la bienvenida a los “esfuerzos positivos del gobierno para velar por los intereses de los ciudadanos”. “Los derechos humanos no se pueden politizar”, dijeron diplomáticos del Kremlin.
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