Luego de las inundaciones de este año, el municipio de Coltauco continúa sufriendo los efectos climáticos de aquella época (las lluvias de junio y agosto), que afectaron significativamente a varias familias por el desbordamiento del río Cachapoal. Ante esta realidad, se han tomado diversas medidas para aliviar el malestar de miles de afectados, pero también para informar a las autoridades pertinentes de estas necesidades. Sin embargo, la ayuda hasta ahora ha sido inadecuada, precaria y sin medios de vida. Mi columna de esta semana se titula “Coltauco: un guerrero heroico”.
En primer lugar, Coltauco es un municipio de la zona central de Chile y está ubicado en la región del Libertador General Bernardo O’Higgins, más precisamente en la provincia de Cachapoal. El nombre Coltauco significa “Agua de Renacuajo”. En lengua mapudungun proviene de “koltrawko”, que combina las palabras “koltraw/kolchaw” (renacuajo) y “ko” (agua). Los indígenas que habitaron esta zona, crearon o crearon Picunches, le dieron este nombre debido a la cantidad de arroyos, riachuelos, vertientes, pantanos y humedales presentes. Nombre utilizado por los españoles para Coltauco. Pueblo del departamento de Cachapual. Es un pueblo disperso con 1.320 habitantes, una iglesia parroquial, escuelas independientes y oficinas de registro civil y correos. Se encuentra ubicado en medio de una isla de rico aluvión, que forma el río Cachapual, el cual se abre en dos brazos frente a la punta de Cuevas hasta confluir en la cima del Monte Lorenzo. Por lo tanto, estamos ante un lugar lleno de historia, patrimonio cultural y esencia ancestral, por lo tanto Coltauco no puede permanecer abandonado, su pueblo necesita apoyo y no es el “parche curitas” del estado.
En segundo lugar, son muchas las comunidades que se han solidarizado en Coltauco, entre ellas Cecinas San Jorge, que en su momento ayudaron a abastecer el lugar con alimentos para algunas casas dañadas, pero también se realizaron oraciones por estas familias en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Sin embargo, el gobierno chileno aún no ha brindado suficiente asistencia a Merced dada la realidad que se ha presentado. Por supuesto, algunas familias recibieron los llamados albergues de emergencia, que, sin embargo, no pudieron ser ocupados porque desconocían la instalación de servicios básicos (una ironía). Sin embargo, el alcalde Félix Sánchez ha recurrido a la Comisión de Obras Públicas del Congreso Nacional, a los ministros y a las seremias de la región de O’Higgins y, como hemos comprobado, las ayudas han sido precarias y muestran un centralismo entre paréntesis, la izquierda ha sido criticado, pero consciente o inconscientemente caerá de la misma manera una y otra vez. De los 193 albergues de emergencia solicitados para las familias más afectadas, solo 70 fueron aprobados a nivel central, muestra de ello fueron las palabras del mandatario quien decidió: “Con el alcalde somos de diferentes bandos políticos (…), pero “La ayuda debe llegar a todos los partidos y dar la cara por el pueblo condenado”, a lo que el alcalde Sánchez respondió: “Aunque hay diferencias, aquí no se ha hecho ninguna obra que yo diga que se desarrollará”. Quizás estemos ante un abandono, un legado que no puede sanar, de una ciudad en dolores de parto y un gobierno lento más preocupado por los fundamentos ideológicos del referéndum que por esta realidad regional; Necesitamos esfuerzos de unidad, rayos de esperanza e ideas concretas desde el Ejecutivo, no ciertos hechos que terminan como “parche curitas” ante una triste realidad, en la que mi columna inscribe la siguiente premisa: “Coltauco: Un heroico guerrero.”
Benjamín Escobedo (teólogo e historiador)
Autor para Latinoamérica (Editorial Monte Alto)
Licencia. teología
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