La actual constitución chilena data de 1980 y ha sido reformada varias veces, ha sido criticado por ser un legado del régimen militar de Augusto Pinochet y por permitir al Estado un papel restante en la prestación de servicios básicos.Precisamente esta es una de las razones detrás de las protestas que comenzaron el 18 de octubre de 2019 y se extendieron hasta marzo de 2020 y que se conocieron como estallido social.
Se realizará votación constitucional en Chile en 2021
Según los resultados de la encuesta, el 78% de los votantes votó a favor de una enmienda a la carta actual y el 22% se opuso a la propuesta.
La Asamblea Constituyente se formará en abril de 2021 en una elección con paridad de género (50% mujeres y 50% hombres). En la votación del domingo, los votantes también decidieron que la Asamblea Constituyente no se reorganizaría y que la mitad de los escaños se darían a los parlamentarios en ejercicio, sino que en su lugar Está compuesto íntegramente por miembros recién elegidos, sin necesidad de afiliación partidista..
Por lo tanto, representantes del Congreso no asistirán a la nueva Asamblea Constituyente y Habrá contingente de asientos para pueblos indígenasaunque el Congreso chileno aún no ha determinado cuántos y cómo serán elegidos.
Sólo las normas aprobadas por dos tercios de los posibles votantes se incluirán en la nueva carta constitucional chilena.
“Hasta ahora, la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy debemos trabajar todos juntos para que la nueva constitución sea un gran hito de unidad, estabilidad y futuro”, afirmó el presidente de Chile, Sebastián Piñera.
En el siguiente texto, BBC News Mundo (el canal de la BBC en español) analiza por qué la constitución ha sido blanco de una ola de protestas durante meses y cuáles son las motivaciones de quienes hacen campaña por un cambio en la constitución.
Una de las principales razones por las que los manifestantes piden que se cambie la constitución tiene que ver con su procedencia.
“Uno de los problemas más criticados es que ilegitimidad de origen: es precisamente el hecho de que fue escrito durante una dictadura militar”, le dijo a BBC News Mundo Miriam Henríquez Viñas, profesora de derecho constitucional y decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago.
“La Constitución de 1980 fue obra del régimen militar y tiene orígenes ilegítimos para una parte muy importante de la sociedad chilena”, coincide Gilberto Aranda, profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
Sin embargo, como señalan los dos expertos, el texto fue modificado significativamente en 1989 y 2005.
Por ejemplo, en 1989 se derogó la parte que establecía un pluralismo político limitado, que suponía que determinadas ideologías políticas como el marxismo estaban prohibidas.
Posteriormente, en 2005, se llevó a cabo una importante reforma constitucional bajo el gobierno de Ricardo Lagos. acabó con el número de senadores designados y elegidos por instituciones como las fuerzas armadas o la Corte Suprema.
“Yo diría que en 2005 (la Constitución) ya había sido depurada de enclaves autoritarios”, dice Aranda.
“Sin embargo, sigue siendo la constitución que fue elaborada por el régimen militar y por eso una parte muy importante de la sociedad chilena dice en este contexto que carece de legitimidad original”.
Este pensamiento se puede ver en las declaraciones de los manifestantes.
“No dejaré de protestar hasta que se establezca una nueva constitución y el legado de Pinochet desaparezca”, dijo a la BBC Nohlan Manquez, un fotógrafo que participó en las protestas masivas que comenzaron en 2019.
Pero además del origen, está también la cuestión del contenido.
Rigidez y “enclaves autoritarios”
Según Henríquez, la Constitución fue “originalmente concebida como expresión de una democracia protegida de la irracionalidad del pueblo”.
“Existe una desconfianza en la Constitución sobre la capacidad del pueblo para tomar decisiones razonables por sí mismo”, y según el constitucionalista, esta desconfianza se expresa a través de una serie de mecanismos, como el hecho de que el papel de los partidos políticos es diferente Interior mínimo.
En términos de contenido, otro problema es que es una constitución “muy rígida”: se requieren mayorías de dos tercios o tres quintos de los parlamentarios y senadores en ejercicio para enmendarla.
Por eso, a pesar de las reformas de 1989 y 2005, el especialista discrepa con Aranda y considera que en la Constitución “todavía existen los llamados enclaves autoritarios, es decir, disposiciones”.
“Así que hubo una especie de congelación en cuestiones como el derecho a la seguridad social y la libertad de educación, que son los mismos derechos sociales que se exigen hoy”.
Los ciudadanos salieron a las calles para protestar contra la desigualdad y exigir la implementación de profundas reformas sociales.
El otro desafío a la Constitución tiene que ver con los derechos sociales, ya que el texto constitucional consagra un “Estado subsidiario” que no proporciona servicios directos relacionados con la salud, la educación o la seguridad social, sino que los delega al sector privado.
“Este Estado hijo es un Estado mínimo, limitado a monitorear o supervisar cómo los individuos ejercen esos derechos”, explica Henríquez.
La privatización fue uno de los pilares del modelo de Pinochet: en su constitución, los servicios básicos como la electricidad y el agua potable pasaron a manos privadas.
También hubo una fuerte privatización en áreas como la educación y la salud.
Esa es ahora la demanda de los manifestantes chilenos El Estado está más implicado e implicado en la prestación de servicios básicos..
Aranda coincide en que la función social está “infrarrepresentada” en la Constitución, que atribuye al Estado sólo “funciones relacionadas con la protección del orden público, la seguridad, la defensa, la garantía de la justicia, etc.”
“Hay un número importante de personas en Chile que exigen cambios estructurales y profundos en términos de declarar y garantizar el ejercicio de ciertos derechos sociales, es decir, la inclusión de elementos de un Estado de bienestar en la constitución”, explica el experto.
Los analistas coinciden en que una nueva constitución no resolvería todos los problemas, pero sería un primer paso muy importante.
*Este texto fue publicado originalmente en noviembre de 2019 y actualizado con el resultado del referéndum aprobado en octubre de 2020.
“Fanático del alcohol. Alborotador galardonado. Adicto a la web. Pensador. Analista general. Nerd de Internet. Gamer”.