No por el libro de Antoine de Saint-Exupéry, sino que Pablo Aránguiz es llamado el “Principito” por los chilenos. El mediocampista de 24 años, que juega su primera Copa América, es considerado el heredero de un compañero que comparte el mismo apellido -sin parentesco- en la selección chilena, es hincha de David Silva y sueña con jugar en el Manchester ciudad
¿Y por qué “El Principito”? Porque Charles Aránguiz, de 32 años, fue llamado “El Príncipe” por su primer nombre en referencia al Príncipe Carlos de la familia real británica. Con el mismo apellido, Pablo se convirtió en el “pequeño”.
Y la relación con el mayor Aránguiz no es solo un nombre o un apodo. En el campo, Pablo es considerado un jugador que podría suceder al homónimo en el equipo. Carlos es mayor y está a punto de despedirse de la selección.
Tales comparaciones incomodan al joven, quien se formó en Unión Española, pasó por el FC Dallas de Estados Unidos y actualmente milita en la Universidad de Chile.
“Siempre es bueno ser comparado con jugadores de calidad. Y tener ese apodo por Charles es una gran responsabilidad para mí. No me importa en absoluto que me llamen así”, dijo en una entrevista con el periódico. Tercero.
Después de un comienzo abrumador en Unión Española, Pablo no pudo consolidarse en el fútbol estadounidense. Hizo solo 20 apariciones con FC Dallas entre 2018 y 2019 y regresó al club de su ciudad natal antes de fin de año. Luego se trasladó a la Universidad de Chile, donde trabaja desde entonces. Se han jugado ocho partidos en la temporada actual y no se han marcado goles.
Pablo Aranguiz sueña en grande y espera jugar algún día en el Manchester City. Entre los ídolos, prefiere a David Silva, que ya se fue del club inglés.
“Estoy jugando con el City en la Playstation. Tenemos que soñar en grande. Me encanta ver jugar al equipo. Quiero llegar”, dijo al mismo diario. “Silva es una inspiración, un gran jugador. Me encantaría compartir vestuario con él”. Probablemente no tendrá tiempo porque el español ya tiene 35 años y actualmente juega en la Real Sociedad.
En la Copa América, competición que disputa por primera vez, Pablo apenas tiene unos minutos en el campo. Llegó en el segundo tiempo del triunfo 1-0 de Chile sobre Bolivia. Y entró en polémica porque fue uno de los jugadores nacionales pillados rompiendo la “burbuja sanitaria” de la Conmebol durante el periodo de concentración en Cuiabá.
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