Las áreas más vulnerables de Lisboa tienen menos acceso a carriles para bicicletas y sistemas de bicicletas compartidas que las áreas más “prósperas” de la ciudad. La conclusión surge de un estudio de la Universidad de Coimbra (UC) sobre la existencia de desigualdades sociales en el acceso a estas infraestructuras.
El trabajo realizado por Miguel Padeiro (investigador del Centro de Estudios de Geografía y Ordenamiento Territorial y docente de la Facultad de Artes de la UC) y publicado recientemente en la revista internacional ciudades y saludconfirmó la existencia de importantes disparidades entre las zonas más ricas y más pobres de Lisboa en cuanto a la presencia y el acceso a los carriles bici y los muelles de Gira (el servicio de bicicletas compartidas de la capital portuguesa).
A partir de datos sobre la distribución geográfica de las ciclovías y puertos Gira con indicador de vulnerabilidad social calculado para cada sección estadística (pequeñas áreas correspondientes a varias manzanas) de la capital, el investigador concluyó que “las áreas geográficas, en las zonas con mayor índice de vulnerabilidad social (tienden a ser los más pobres) tienen peor acceso que las áreas con baja vulnerabilidad social”.
“Los resultados de este estudio muestran que el desarrollo del sistema de bicicletas compartidas y la red de ciclovías ha sido hasta ahora desigual. Si bien las diferencias en el acceso y la calidad del servicio pueden explicarse en parte por las condiciones físicas del territorio (que también se correlacionan con la distribución de los grupos sociales), es preocupante que el desarrollo y la expansión de estas redes hayan hecho poco para mejorar las ya existentes. desigualdades y, en cambio, puede exacerbar estos problemas”, señala Miguel Peiro.
Estas conclusiones, en línea con las conclusiones de otros estudios de este tipo realizados en Estados Unidos, Chile y Colombia, plantean una advertencia más para las autoridades públicas y organismos relacionados con la planificación y el urbanismo, teniendo en cuenta los beneficios para la salud pública y la sostenibilidad ambiental que puede significar el acceso a una red de carriles bici y un sistema de bicicletas compartidas.
Se recuerda que muchos estudios de referencia relacionan el uso diario de la bicicleta con, entre otras cosas, aumentar la actividad física y reducir la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y el estrés psicológico, además de reducir también la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia energética. “Este estudio presenta argumentos para el desarrollo de la infraestructura ciclista en Lisboa, pero sus conclusiones no se limitan a la capital. Es importante que estos y otros municipios tomen acciones para ampliar las redes de ciclovías y bicicletas compartidas, y que esa ampliación se haga de una manera más justa, con mayor cobertura territorial y con una perspectiva más social”, concluye Miguel Padeiro.
El artículo científico está disponible en https://www.tandfonline.com/eprint/GNFXTF3QVTQSC2YRKVKX/full?target=10.1080%2F23748834.2022.2084589&.
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