La semana pasada el gobierno realizó trabajos de mantenimiento en el foso de 600 metros de largo construido cerca de Colchane hace cinco años.
Organizaciones criminales dedicadas al contrabando y narcotráfico han construido puentes para cruzar, que también son utilizados por migrantes irregulares, en su mayoría venezolanos.
El ministro del Interior de Chile, Rodrigo Delgado, dijo a los medios locales que la zanja se ensancharía otros 300 metros hacia el norte.
“Son unos 300 metros de ensanchamiento de la actual zanja donde se encuentra el mismo complejo fronterizo”, explicó Delgado.
Hace unos dos años, Colchane se convirtió en la puerta de entrada de miles de migrantes irregulares, que solo cruzan la frontera por rutas clandestinas, provenientes de Bolivia y atravesando el inhóspito Altiplano. Su objetivo es llegar a Chile, donde buscan una vida mejor.
La ampliación de la brecha tiene como objetivo crear “una mayor capacidad para controlar a las organizaciones criminales que quieren cruzar en vehículos, o simplemente a las personas que quieren ingresar clandestinamente a Chile”, dijo Delgado.
Al menos 23 migrantes murieron tratando de cruzar la frontera hacia Bolivia el año pasado. La mayoría de los que logran llegar a las ciudades chilenas se instalan en tiendas de campaña, en las plazas o caminan sin rumbo pidiendo ayuda.
La crisis migratoria llevó al gobierno de Sebastián Piera, que terminará su mandato el próximo viernes, a declarar el estado de emergencia en febrero, que fue prorrogado por 15 días más el jueves pasado.
La medida permite la movilización de más de 600 militares en cuatro provincias del norte de Chile para cooperar con la policía en el control migratorio fronterizo.
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